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Estrechan el cerco a las superbacterias

Un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado dar un paso más en la batalla contra las superbacterias y su resistencia a múltiples fármacos. Los científicos han diseñado moléculas que son capaces de fulminar la maquinaria celular que lleva a estas bacterias a no verse afectadas por los antibióticos convencionales. Los resultados de este avance aparecen publicados en el último número de la revista Cell.

Las superbacterias son cepas de bacterias resistentes a varios tipos de antibióticos. Su característica principal es que son capaces de mutar su ADN a lo largo de las generaciones para hacerse resistentes a los antibióticos más comunes. A ello han contribuido, entre otros, factores como el uso imprudente e indiscriminado de estos medicamentos (no completar los días de tratamiento) o la automedicación.

La investigación se ha llevado a cabo in vivo con ratones y la bacteria Staphylococcus aureus, una de las cepas más mortíferas por su resistencia a la meticilina (un antibiótico habitual, del grupo de las penicilinas) especialmente en ambientes hospitalarios. Según la Organización Mundial de la Salud, las personas infectadas por esta cepa resistente tienen un 64% más de probabilidad de morir que las infectadas por cepas no resistentes.

El trabajo se ha centrado en atacar directamente aquellas zonas de la bacteria donde las proteínas se ensamblan para formar complejos. “Estos microdominios en la membrana de la célula, denominados balsas de lípidos, son clave porque en ellos se forman muchos complejos proteicos relacionados con la resistencia a los antibióticos”, indica Daniel López, investigador del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología.

Los investigadores proponen llegar a utilizar estas moléculas y la meticilina de forma combinada en el tratamiento de las infecciones invasivas por superbacterias. López detalla: “Se trataría de desmontar primero la resistencia y de atacar después a la bacteria directamente con un antibiótico común. Es interesante porque se abre ante nosotros la posibilidad de combatir las superbacterias de una forma nueva”.

Hasta ahora no se había demostrado que las bacterias tuviesen esta compleja organización celular basada en plataformas de ensamblaje sí presentes en las células eucarióticas (las de animales, plantas y hongos). En estas regiones de la membrana celular, las proteínas encargadas de formar grandes complejos lo hacen de forma eficiente. “Si están confinadas en estas diminutas granjas, consiguen que se formen complejos moleculares importantes para la fisiología de la bacteria”, detalla López.

Tras caracterizar las proteínas y lípidos de la bacteria con técnicas avanzadas como la criotomografía, entre otras, los investigadores escogieron un grupo de moléculas capaz de desmontar las balsas de lípidos. Muchas de estas moléculas son las mismas que se prescriben, en determinados casos, para tratar el colesterol alto.

“Puesto que sabemos que muchas de las proteínas relacionadas con la resistencia a antibióticos se ensamblan en estos microdominios, lo que hemos hecho es generar una estrategia para romperlos e intentar eliminar la resistencia. Las moléculas que hemos diseñado hacen que todas las proteínas dejen de funcionar y se desorganicen. En una frase: consiguen que una bacteria resistente deje de serlo”, destaca el investigador del CSIC.

Un tratamiento combinado

Los investigadores proponen llegar a utilizar estas moléculas y la meticilina de forma combinada en el tratamiento de las infecciones invasivas por superbacterias. López detalla: “Se trataría de desmontar primero la resistencia y de atacar después a la bacteria directamente con un antibiótico común. Es interesante porque se abre ante nosotros la posibilidad de combatir las superbacterias de una forma nueva”.

Según los científicos, el trabajo abre la vía a volver a emplear antibióticos convencionales para luchar contra las superbacterias, siempre en combinación con las moléculas que han ideado. “Con ello se reduciría la mortalidad causada por infecciones invasivas”, agrega el investigador del CSIC.

¿Pero y si la bacteria cambiase de nuevo y generase resistencia también a este tratamiento? Según López, esa posibilidad es remota porque eliminar las balsas de lípidos “carece de presión biológica para la bacteria, es decir, no afecta a su supervivencia y, por tanto, no sufriría cambios que generasen resistencia”.

Fuente: Agencia Sinc

elbierzodigital

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