Con el paso del tiempo se produce una degeneración natural del cuerpo, y lo más importante para envejecer de una manera saludable es mantener una rutina de actividad física diaria, que ayuda a contrarrestar cualquier dolor o enfermedad. Practicar deporte de forma regular ayuda a prevenir la hipertensión y la diabetes y reduce el riesgo de padecer infartos cerebrales y eventos cardiovasculares.
Es conocida, además, la relación entre el ejercicio físico y el fortalecimiento de los huesos: la actividad física ayuda a aumentar la densidad ósea (por la activación de la circulación) en todas las etapas de la vida. En la vejez, esto adquiere una importancia fundamental para combatir los riesgos de osteoporosis y roturas a consecuencia de ésta.
Los adultos mayores que entrenan con frecuencia muestran, además, un mejor estado de ánimo y se sienten personas activas y útiles.
Para ello, no es necesario acudir a un gimnasio para realizar una actividad física adecuada. Una caminata diaria de al menos 40 minutos ayuda a controlar la presión arterial y los problemas de corazón. Los paseos en bicicleta, la natación o actividades cotidianas como trabajar en el jardín, son buenas opciones para resguardar la salud cardiovascular.
Las actividades aeróbicas también ayudan a aumentar el nivel en sangre del colesterol HDL, conocido como colesterol «bueno», a la vez que provocan la reducción de los depósitos de lípidos. Esto impide el crecimiento del ateroma, placa que se deposita en las arterias impidiendo la buena circulación.
También es fundamental cuidar el sistema inmunitario, que defiende al cuerpo humano de toda clase de patógenos y, por tanto, de enfermedades, y ayuda a incrementar la esperanza de vida. La edad biológica de las personas está determinada por nuestro sistema inmunitario y depende en un 75% de los hábitos de vida y un 25% de la genética. De ahí la importancia de reforzar el sistema inmunitario con una alimentación equilibrada, ejercicio moderado y libre de tabaco y sin exceso de alcohol. De esta manera se actúa sobre la edad biológica y se retrasa el envejecimiento.
También es fundamental mantener ágil el cerebro, para ello las actividades recomendadas son leer o actividades más lúdicas como jugar a las cartas, al dominó o el uso del ordenador y relacionarse con los amigos ya que llevar una vida social activa, es incluso más beneficioso que entrenar el cerebro con videojuegos.
Quedarse con un poco de hambre también ayuda a estar más lúcidos mentalmente porque el ingerir menos comida el sistema circulatorio está menos sobrecargado y el cerebro funciona mejor. Ingerir muchas calorías no es bueno en ninguna etapa de la vida. Sin embargo, cuando se llega a la vejez éstas pueden ser aún más perjudiciales para el organismo. Según un estudio de la Clínica Mayo en Arizona (Estados Unidos), tomar más de 2.100 calorías al día duplica el riesgo de deterioro cognitivo leve o pérdida de memoria en las personas mayores de 70 años. Cuantas más calorías se consumen, mayor es el riesgo.
España es uno de los países con mayor esperanza de vida. Un menorquín llamado Juan que alcanzó los 114 años y medio, en un récord mundial de longevidad, aunque la mujer más vieja de la historia es una marsellesa, llamada Juana, que logró vivir 122 años y siete meses. Debemos cuidarnos para vivir una larga tercera edad con buena forma física y menta.
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