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La salud mental de los jóvenes en alerta: el impacto de las redes sociales y la ansiedad en España

Sinc La ansiedad y la depresión se han convertido en los problemas de salud mental más comunes en España, según el informe Revisión del sistema sanitario español 2024 del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas Sanitarias de la OMS. Este documento también posiciona a nuestro país en el segundo lugar de la Unión Europea en cuanto al consumo de ansiolíticos recetados. No obstante, a pesar de la alta prevalencia de estos trastornos, los servicios de salud mental del sistema sanitario español están infrautilizados debido a dificultades de acceso para los usuarios.

Entre los trastornos mentales, los de ansiedad son los más frecuentes en España. Estos abarcan desde el trastorno de pánico hasta la ansiedad generalizada, social o de separación, además de las fobias específicas, como el miedo a volar o a las inyecciones. Aunque la ansiedad ha sido un motor de cambio y supervivencia a lo largo de la historia humana, cuando se presenta de forma desproporcionada o ante estímulos incorrectos, se convierte en un trastorno de ansiedad, explican los expertos.

El Informe Anual de Salud Mental 2023 del Ministerio de Sanidad revela que los trastornos de ansiedad afectan al 10 % de la población, siendo las mujeres el grupo más afectado (14 %) en comparación con los hombres (7 %). Este problema es especialmente prevalente entre los menores de 25 años, afectando a tres de cada 100 jóvenes, con un foco especial en la infancia y adolescencia, etapa en la que los especialistas han puesto su atención en los últimos años.

Aumento del malestar en los jóvenes

El malestar psicológico entre los adolescentes ha sido documentado en varios estudios recientes. El Barómetro de opinión sobre salud mental de la infancia y la adolescencia 2023-2024, elaborado por UNICEF España y la Universidad de Sevilla, señala que cuatro de cada 10 adolescentes entre 12 y 18 años aseguran haber experimentado problemas de salud mental en los últimos doce meses. Este informe, basado en una muestra de 5.000 adolescentes de 168 centros educativos, pone de manifiesto la creciente preocupación por la salud mental juvenil.

A este panorama se suma el aumento de hospitalizaciones de jóvenes por problemas de salud mental, según un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja. Los investigadores advierten sobre la «influencia perniciosa» que las nuevas tecnologías, incluidas las redes sociales y los videojuegos, están ejerciendo sobre el desarrollo neurológico y psicológico de niños y adolescentes.

El Día de la Pediatría 2024, celebrado el pasado 8 de octubre, sirvió para que los pediatras alertaran sobre lo que califican como «uno de los mayores retos sanitarios de nuestra época»: la salud mental infantil y adolescente. Durante esta etapa vulnerable, se forjan más del 70 % de los problemas de salud mental que se mantienen en la vida adulta, subrayan los expertos.

Redes sociales: un agravante en la salud mental

Pedro Javier Rodríguez Hernández, presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil, destaca que los trastornos de ansiedad, fobias y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) están apareciendo con mayor frecuencia e intensidad en niños cada vez más pequeños. Según Rodríguez, las redes sociales han exacerbado los síntomas en aquellos menores que ya presentan una predisposición a la ansiedad.

Los pediatras son los primeros en tratar a estos niños y adolescentes, ofreciendo pautas para manejar los síntomas, como ejercicios de relajación, y en algunos casos recurriendo a tratamientos farmacológicos. Sin embargo, muchos padres también buscan la ayuda de psicólogos, quienes han notado un incremento significativo en los trastornos de ansiedad, según confirma Silvia Álava, directora del área infanto-juvenil del Centro de Psicología Álava Reyes. Álava menciona que algunos adolescentes llegan a consulta con un autodiagnóstico de ansiedad o depresión tras ver videos en redes sociales, aunque no siempre cumplen los criterios clínicos de un trastorno.

En los centros de psicología, a diferencia de la atención primaria, los pacientes reciben una atención más prolongada, lo que permite abordar estos trastornos en profundidad. «Estos problemas tienen mucho que ver con las habilidades socioemocionales«, explica Álava.

Ritmo de vida y emociones estigmatizadas

El estilo de vida frenético también es un factor que contribuye a la ansiedad en los niños, señala la psicóloga. Desde la mañana, los niños se ven sometidos a un ritmo acelerado con el colegio, actividades extraescolares y deberes, lo que aumenta su nivel de estrés. Además, Álava destaca que la sociedad ha estigmatizado emociones como la tristeza o la frustración, lo que impide que los más jóvenes aprendan a convivir con ellas. Enseñar a los niños a gestionar sus emociones desde pequeños es clave para su bienestar mental a largo plazo.

Álava también resalta la importancia de dos factores protectores de la salud mental: el autoconocimiento y una red social de apoyo sólida. Aunque muchos jóvenes están constantemente conectados, a menudo carecen de relaciones de apoyo de calidad, lo que contrasta con las frecuentes escenas de adolescentes absortos en sus teléfonos móviles en lugar de interactuar entre ellos.

José Antonio Luengo, decano del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, coincide en que los adolescentes están experimentando un aumento significativo de la sintomatología ansiosa. Además, los alumnos tienden a sincerarse más con sus profesores que con sus padres, lo que subraya la importancia del entorno escolar como espacio para detectar y abordar el malestar emocional de los jóvenes.

La influencia del entorno digital

Desde 2010, diversos estudios ya advertían sobre los efectos del entorno digital en la vida de los jóvenes, destaca Luengo. En los últimos tres años, ha habido un preocupante incremento en la ideación y los intentos de suicidio, así como un aumento de los trastornos alimentarios entre los adolescentes. Esta sintomatología ansiosa, explica Luengo, está marcada por una sensación de agobio constante y una percepción negativa de los entornos en los que se desenvuelven.

El psicólogo social Jonathan Haidt también señala el uso de las redes sociales como un factor clave en el aumento de la ansiedad en los adolescentes. En su libro La generación ansiosa, Haidt argumenta que el uso generalizado de smartphones con cámaras frontales y la irrupción de redes como Instagram han cambiado radicalmente la forma en que los jóvenes interactúan y perciben su entorno, lo que ha provocado un aumento de los problemas de salud mental, especialmente entre las chicas.

Una generación sobreexpuesta y desconectada

Para Haidt, las redes sociales han exacerbado la angustia entre los jóvenes al fomentar la comparación con modelos inalcanzables y crear una sensación de aislamiento, a pesar de estar más conectados que nunca. Esta «reconfiguración de la infancia» hacia un entorno dominado por los teléfonos inteligentes ha provocado un aumento de la ansiedad y la depresión, un fenómeno que no se explica únicamente por factores externos como crisis políticas o ambientales, sino por la desconexión emocional que generan las redes.

Los expertos coinciden en que el entorno digital ha contribuido al deterioro de la salud mental de los jóvenes, quienes, en lugar de buscar apoyo en su entorno cercano, se refugian en plataformas que a menudo agravan su malestar.

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