Bacteria

Una de cada ocho muertes en 2019 estuvo relacionada con infecciones bacterianas

Sinc Las infecciones bacterianas comunes fueron la segunda causa de muerte —después de la cardiopatía isquémica— en 2019, y estuvieron relacionadas con una de cada ocho muertes en el mundo. En total, en ese año se produjeron 7,7 millones de muertes asociadas a 33 infecciones de estos patógenos. Tan solo cinco bacterias: S. aureus, E. coli, S. pneumoniae, K. pneumoniae y P. aeruginosa estuvieron relacionadas con más de la mitad de todas las muertes, indica un estudio publicado en The Lancet.

Los patógenos bacterianos más mortíferos y los tipos de infección variaron según el lugar y la edad, añade el trabajo.

Los autores del análisis destacan que la reducción de las infecciones bacterianas es una prioridad de salud pública mundial. La creación de sistemas de salud más fuertes con una mayor capacidad de laboratorio de diagnóstico, la aplicación de medidas de control y la optimización del uso de antibióticos son cruciales para disminuir la carga de la enfermedad causada por las infecciones bacterianas comunes.

“Estos nuevos datos revelan por primera vez toda la magnitud del reto que suponen las infecciones bacterianas para la salud pública mundial”, afirma. Christopher Murray, coautor del estudio y director del Instituto de Métrica y Evaluación Sanitaria (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.

Según Murray, “es de suma importancia poner estos resultados en el radar de las iniciativas sanitarias mundiales para que se pueda realizar una inmersión más profunda en estos patógenos mortales y se realicen las inversiones adecuadas para reducir drásticamente el número de muertes e infecciones”.

Aunque existen muchas estimaciones para patógenos como la tuberculosis, la malaria y el VIH, hasta ahora los cálculos de la carga de enfermedad de los patógenos bacterianos se limitaban a un puñado de ellos y tipos de infección específicos, o se centraban solo en poblaciones concretas, destaca el estudio.

Brechas de financiación

En 2019 hubo más muertes relacionadas con dos de los patógenos más mortíferos: S. aureus y E. coli (864.000 muertes) que por VIH y, sin embargo, el análisis muestra que la investigación sobre el VIH recibió 42.000 millones de dólares, mientras que la de E. coli recibió solo 800 millones. Los autores afirman que estas brechas de financiación podrían haber surgido porque, hasta ahora, había una falta de datos sobre la carga mundial de estas infecciones.

El nuevo trabajo proporciona los primeros cálculos mundiales de la mortalidad asociada a 33 patógenos bacterianos comunes y 11 tipos de infecciones principales —conocidas como síndromes infecciosos— que conducen a la muerte por sepsis.

Se han realizado estimaciones para todas las edades y sexos en 204 países y territorios. Utilizando datos y métodos de los estudios Global Burden of Disease 2019 y Global Research on Antimicrobial Resistance, los autores utilizaron 343 millones de registros individuales y aislamientos de patógenos para estimar las muertes asociadas a cada patógeno y el tipo de infección responsable.

De los 13,7 millones de muertes relacionadas con infecciones que se calcula se produjeron en 2019, 7,7 millones se asociaron con los 33 patógenos bacterianos estudiados. Las muertes asociadas a estas bacterias representaron el 13,6 % de todas las muertes mundiales, y más de la mitad de todos los fallecimientos relacionados con la sepsis, en 2019. Más del 75 % de los 7,7 millones de muertes bacterianas se produjeron a causa de tres síndromes: infecciones respiratorias bajas, del  torrente sanguíneo y peritoneales e intraabdominales.

Cinco patógenos —S. aureus, E. coli, S. pneumoniae, K. pneumoniae y P. aeruginosa— fueron responsables del 54,2 % de las muertes entre las bacterias estudiadas. La bacteria asociada a más muertes en todo el mundo fue S. aureus, con 1,1 millones de fallecimientos. Otros cuatro patógenos se asociaron a más de 500.000 muertes cada uno: E. coli (950.000 muertes), S. pneumoniae (829.000), K. pneumonia (790.000) y Pseudomonas aeruginosa (559.000). Un número similar de muertes de mujeres y hombres se asoció a los principales patógenos bacterianos.

Los países con menos recursos se llevan la peor parte

Las tasas de mortalidad estandarizadas por edad variaron según el lugar, al igual que los patógenos más mortíferos. El África subsahariana registró la mayor tasa de mortalidad, con 230 muertes por cada 100.000 habitantes. En comparación, la superregión de ingresos altos —que incluye países de Europa Occidental, Norteamérica y Australasia— registró la tasa de mortalidad más baja, con 52 muertes por cada 100.000 habitantes. S. aureus fue la principal causa bacteriana de muerte en 135 países, seguida de E. coli (37 países), S. pneumoniae (24 países), y K. pneumoniae y Acinetobacter baumannii (cuatro países cada uno).

“Hasta ahora, las estimaciones a nivel de país para las partes del mundo donde la gente está más afectada por las infecciones bacterianas han estado notablemente ausentes”, señala Authia Gray, coautora del estudio e investigadora en el IHME. “Estos nuevos datos podrían servir de guía para ayudar a abordar la carga desproporcionadamente alta de las infecciones bacterianas en los países de ingresos bajos y medios y, en última instancia, podrían ayudar a salvar vidas y evitar que las personas pierdan años de su vida por culpa de la enfermedad”.

Los patógenos asociados con el mayor número de muertes diferían según la edad. Con las 940.000 muertes, S. aureus fue el patógeno asociado con más muertes en adultos de más de 15 años. El mayor número de muertes en niños de 5 a 14 años se asoció a Salmonella enterica serovar Typhi, con 49.000 muertes. En los niños mayores de 5 años, el patógeno más mortífero fue S. pneumoniae, con 225.000 muertes. El patógeno asociado a la mayor cantidad de muertes neonatales fue K. pneumoniae, con 124.000 muertes.

Los autores reconocen algunas limitaciones de su estudio, muchas de las cuales se deben a la falta de datos. Se dispone de información limitada de algunas partes del mundo, en particular, para muchos países de ingresos bajos y medios, donde la carga estimada de la enfermedad es mayor.

Todo ello, dicen, subraya la necesidad de mejorar la capacidad de recopilación de datos y los sistemas de vigilancia en los países de ingresos bajos y medios. La combinación y estandarización de datos procedentes de una gran variedad de fuentes también introduce posibles fuentes de sesgo, como la clasificación errónea de las infecciones adquiridas en la comunidad o en el hospital, así como los datos procedentes de los sistemas de vigilancia pasiva, que pueden sobrestimar la virulencia o la farmacorresistencia de los patógenos.

Este estudio ha sido financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, el Wellcome Trust y el Departamento de Salud y Asistencia Social con fondos de ayuda del Reino Unido gestionados por el Fondo Fleming. Fue llevado a cabo por el Global Burden of Disease & Antimicrobial Resistance Collaborators.

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